21 noviembre 2005

Sixties
   publicado por freddd

Hoy como todos los lunes cambiamos la limosna que aparece en nuestra mano en la parte de arriba y hoy lo hago con una mirada al pasado haciéndome eco de un refrán que parece inmortal por su continua vigencia sea cual sea la época: cualquier tiempo pasado fue mejor. Realmente no se cuál es la lógica que rige este dicho, puesto que en teoría cada vez se vive mejor y cada cosa que se hace en la vida es con intención de mejorarla pero la realidad es que cuando echas la vista atrás siempre recuerdas lo pasado con mayor nostalgia y con la sensación de haber vivido en ese momento una vida mejor, haber escuchado una mejor música, haber visto mejores películas y así una infinita lista de cosas. Es posible que se deba a algún fallo o error de la mente que hace que nuestro subconsciente guarde los momentos pasados de algún modo que se desvirtué la sensación real de lo vivido y se retenga dando a mayor antigüedad del recuerdo una mayor relevancia, llegando en algunos casos a la categoría de legendario.

Pero no es mi intención hablar del pasado en general sino de una década que no me tocó vivir y sobre la que siento una profunda admiración, los años 60, 10 años en los que cambiaron muchas cosas a nivel mundial, años que crearon tendencias e íconos que hoy siguen muy vigentes.

Esa década se cerró con la llegada del hombre a la luna en el año 69 aunque 8 años antes fue un ruso el que se convirtió en el primer cosmonauta de la historia, mismo año en que se inició la construcción del muro de Berlín. Pero como es lógico cada país siguió su propia historia y evolución, mientras los rusos y los americanos andaban en esta particular lucha en la España de Franco el boom del turismo multiplicaba año tras año las visitas de nuestros colegas europeos y el país salía poco a poco de su letargo y las vespas y los 600 paseaban por nuestras calles. El ritmo del poromponpero de Manolo Escobar, los ojitos negros del dúo dinámico o el lalala de Masiel (que en aquella época no bebía hasta perder el conocimiento) era lo que se bailaba en los guateques de todo el país, donde también se podían escuchar la música que venía principalmente de Inglaterra y de Estados Unidos, como los beatles y los rolling que despuntaban en la época y que años más tarde serían históricos de la música. En otros ámbitos el Real Madrid ganó su sexta copa de Europa, El cordobés triunfaba en los ruedos de toda España y en los cines Paco Martínez Soria hacía de las suyas aunque Carlos Saura y Berlanga dieron algunos toques de calidad al pésimo cine patrio de la época.

Pero uno de los hechos que cambió la forma de sentir del mundo y propició una corriente liberal ab
anderada por la era hippie (o hippy) fue la guerra de Vietnam. Esta llevó al auge de este movimiento, llamado también contracultura, que hizo adoptar a sus seguidores un modo de vida nómada, renegaban de los nacionalismos que propiciaban las guerras, adoptaban algunos aspectos del budismo y del hinduismo así como de las religiones de los indios norteamericanos. Su lema se ha convertido en un símbolo para varias generaciones venideras, “haz el amor y no la guerra” que no deja de ser una quimera y es mejor verlo como un movimiento que ligado a la cultura dio un importante empujón en la búsqueda por la libertad y removió de algún modo las conciencias de la opinión pública y de la sociedad..

Sin embargo, yo sin dudarlo me quedo con otro movimiento, el genialmente retratado por el gran George Lucas una decada después en American Graffiti, el movimiento juvenil por excelencia, la perfecta radiografía de las locuras de verano de un grupo de chicos con intereses diversos y que antes de su madurez y de su vida universitaria se divierten en las noches de la ciudad. Estos eran los 60 de los autocines, las películas de marcianos de serie B, los magreos en el asiento trasero del coche, la gomina, los mods y los rockers, los pin ups y la coca cola, los 60 de la clase media americana, de la que importamos día a día y sin remedio alguno el estilo de vida, aunque, eso sí, con unos años de retraso.

Solo quería recordar con vosotros aquella época, la década dorada de la música y de los movimientos juveniles y de la cultura visual, algunos de los que no la vivimos la recordamos y la admiramos y miramos con orgullo su legado. A todos, una mirada nostálgica desde aquí, desde España con nuestra lentitud habitual y con nuestro particular sentido de la vida, antes y ahora, en los 60 y en los ¿00?, ya sabemos, Spain is diferent.