21 octubre 2005

El tercer sexo
   publicado por Fry

Quizás pocos sean los cercanos a mí que no me hayan oído en alguna ocasión lanzar al aire una cuestión metafísica, interpretada en general por todos como algo gracioso. Probablemente el fin cómico tenga algo que ver en todo esto, pero detrás existe un interés por fantasear con cosas cercanas al surrealismo. ¿Qué pasaría si no existiera el rozamiento (físicamente hablando, of course)? ¿cuántas veces hay que mear sobre una pared de una iglesia para que los agentes químicos hagan que se desplome? (esta se la debo a mi coordinador) o, sin ir más lejos, ¿hasta que extremo se puede llevar el gran hermano?.

Ya iré desarrollando éstas y otras historias a lo largo de la vida del blog, que espero larga. Pero el asunto de esta índole que hoy nos ocupa es la posibilidad de la existencia de un tercer sexo. Y no me planteo si existe, que supondré que no, si no ¿por qué coño no hay un tercer sexo?

Y no soy un rarito que necesite experiencias nuevas o que ahora me estéis animando a salir del armario, o travestirme, hacerlo con animales o llamarme Loreta, no es nada de eso. Mi inquietud es porque todo el mundo está establecido así.

Si miras el reino animal, vegetal, microscópico o el que tengas a la vista, por alguna extraña razón, con múltiples formas y variantes, siempre hay dos sexos, masculino y femenino. De todas formas diré que llamar femenino y masculino a los estambres y pistilos es, cuando menos, generoso. Lo que no cabe duda es que para la reproducción nunca hay más de dos, uno o dos con todas sus variantes, pero nunca más sexos, más variantes. ¿por qué? Estamos de acuerdo es que evolutivamente puede ser más sencillo que existan sólo dos sexos... ya es complicado encontrar pareja con dos sexos como para liar más la manta.

¿Pero quién ha dicho que se tuvieran que juntar los tres sexos para disfrutar/tener hijos? ¿no sería más rico, incluso más probable y más variado genéticamente y con más posibilidades evolutivas si se pudieran dar más combinaciones sexuales? Por supuesto los sexos de las flores no me importan nada en absoluto, por no hablar de lo que me quita el sueño los encuentros sexuales entre bacterias. Lo que yo quiero es imaginar un hombre, una mujer, y otro sexo que llamaremos.... Joer, cómo lo llamaremos? voy a llamarlo C. Es fácil que ahora esteís imaginando a un híbrido entre hombre y mujer, una especie de Niki de G.H. para imaginar al sexo C. Grave error por vuestra parte, este nuevo sexo ni se parece a la mujer, ni al hombre, ni tiene una cosita para afuera o para adentro, es otra cosa. Es mejor imaginar algo así como piedra, papel y tijera, son tres cosas distintas (vamos a olvidar el hecho de que uno pueda a otro o se me rompen los esquemas).

¿Y cómo sería físicamente? En principio me resulta desagradable imaginarlo, y menos aún apetecible lo que pasa por mi cabeza, así que esa parte os la dejaré a vosotros. Y si alguien se atreve a dibujarlo que lo haga.

Por supuesto el tercer sexo tiene pegas, se aumentan las probabilidades de desigualdades, de encasillamiento, de peleas, en fin, de todo. Además, la primera tarea es reacuñar todos los términos:

  • Monohomosexual, sólo le gustan los de su mismo sexo
  • Monoheterosexual, le gusta otro sexo.
  • Monobisexual, le gustan los de su sexo y los de otro.
  • Bisexual, le gustan los otros dos sexos.
  • Trisexual, le gustan todo lo que se mueva.

Por su parte cabrían más distinciones, pero sería demasiada paranoia por hoy. Entre las partes positivas tenemos, sin duda, la que resulta de realizar un sencillo cálculo. Si el libros del kamasutra habla entre A y B (hombre-mujer) de 300 posturas oficiales (creo recordar), vamos a añadir las de B y C, las de C y D, y por último las de A, B y C, que darían... un total... de...

Basta, cuando aparezca C ya haremos los cálculos pertinentes...